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EL TERROR EN EL LECTOR. ¿CÓMO Y POR QUÉ SE GENERA?

Foto del escritor: Laurentino Martin VillaLaurentino Martin Villa

EL TERROR EN EL LECTOR. ¿CÓMO Y POR QUÉ SE GENERA?


¿Por qué quiere sufrir el lector? ¿Por qué alguien puede elegir pasar horas de ansiedad y estrés?


El efecto de las películas de terror y la adicción de algunas personas ha la novela de este género, ha generado siempre interés entre los estudiosos. ¿Por qué los humanos se exponen al miedo, fobias, posibles traumas e insomnio? ¿Por qué deciden pasarlo mal con una experiencia que puede prolongar los efectos durante meses e incluso traumarles por vida?


Para llegar a conclusiones serias debemos empezar estudiando las respuestas del cerebro en el contexto de un ambiente complicado y siempre cambiante.

Tomemos el cine o las series de terror como referencia.

El habitual aumento progresivo de la ansiedad cuando un film empieza a descubrir las fobias generales que la humanidad tiene hacia la muerte, el infierno, el confinamiento obligado, entre tantos otros, genera una subida de la actividad de las percepciones visuales y auditivas. Con los minutos, la mente entra en modo de alerta para atender a cualquier señal de amenaza y es ahí donde el sujeto empieza a ser vulnerable. Con cada choque repentino (sustos, giros inesperados de guion, etc.) las zonas involucradas en el procesamiento de las emociones, la evaluación de amenazas y la toma de decisiones, se disparan para preparar una respuesta rápida.


Respuestas sincronizadas del cerebro ante las películas de terror como base para el escritor del género.

Lo que llama la atención de los expertos no es esta esperada actividad cerebral que os acabo de comentar, sino que, durante todo el proceso, el cerebro prepara las redes de respuesta para el probable momento aterrador. Este proceso causa que el discernimiento se sienta atraído por las películas y novelas de terror. Cuando la mente acondiciona el cuerpo para una reacción al anticipar algo que llegará de manera brusca, aumenta el nivel de respuesta de amenazas y por lo tanto de defensa natural del individuo. Esto hace que se multiplique la sensibilidad y la capacidad de experimentar emociones que consiguen explotar el género del miedo.

Así es como el espectador siente más y con más fuerza en todo su cuerpo el terror gracias al poder de la mente. Las situaciones de inseguridad y suspense son las que despiertan la corteza sensorial en el circuito de atención dorsal, así como los circuitos de emoción límbicos y para límbicos. Es decir, que la tensión aumenta la capacidad de sentir.


Por otra parte, son los sustos aterradores los que encienden la actividad en el tronco encefálico, y las cortezas cinguladas.


Y a partir de este planteamiento podemos sobre las diferencias que el perfil del lector o espectador (generalizando) refleja, crear dos tipos de miedo. En primer lugar, el escalofriante temor que ocurre cuando uno percibe que algo no está bien, en segundo lugar, la respuesta instintiva que ante la repentina aparición de un 'ser o monstruo' nuestra capacidad de defensa hace "saltar a nuestro yo de nuestra piel" en un intento de huida.


El 'truco' por lo tanto de las películas de terror y la novela, consiste en disparar de manera simultánea los mecanismos de preparación y los de respuesta asociados a protección, vigilancia y miedo.

Todo esto está claro para los profesionales del séptimo arte, sobre todo para las ramas de guion, fotografía, dirección y montaje, donde el sonido, por el componente importante psicológico que ofrece la banda sonora y los efectos (M+E), toman también especial protagonismo.

¿Pero qué sucede con el mundo de la novela? ¿Realmente los escritores se plantean todo esto a la hora de confeccionar sus historias? O simplemente siguen los estándares de la narrativa literaria; Planteamiento, nudo y desenlace.

Creo que sin abandonar el esquema matriz hoy por hoy hay que incorporar otras series de conceptos también importantes en la organización y escritura de la historia.

Hasta hace escasos cincuenta años el audiovisual no había entrado en la vida de los espectadores cambiando la percepción del mundo real. Todo se generaba en la cabeza del lector que convertía en imágenes los textos del escritor, generando paisajes, personajes, sonidos y todo tipo de sensaciones ligadas a los sentidos que terminaban por crear el miedo y su satisfacción involuntaria. Pero en la actualidad esa imaginación virginal está mediatizada por el mundo del cine y la televisión, y lo que se produce en la cabeza de los consumidores de este tipo de literatura, es un cambio de estereotipos que a partir de las imágenes de los films hacen que lo que se relata en la novela normalmente sea comparado con lo ya visto (vivido) en la pantalla.

En ese orden de ideas es imprescindible modificar la narrativa literaria del género introduciendo mucho de la manera de contar las historias en imágenes del cine y con imaginación, llevar al lector incluso a espacios físicos propuestos por el autor para leer las historias.


Alerta ancestral para el entretenimiento actual

Debemos relacionar el miedo que busca el autor en el lector como un mecanismo de protección que aumenta las capacidades sensoriales que busca cuando lee sus textos. Lo que antes era un sistema de alerta ante las amenazas para depredadores se ha convertido en un lugar de activación para el entretenimiento.

¿Cuándo caminamos en un bosque cuáles son las sensaciones que nos llevan a activar nuestras respuestas de defensa? La soledad, la noche, o la niebla (El no poder utilizar nuestro sentido de la vista) Por ejemplo, que algo nos toque y nos pille desprevenido, sonidos que no podemos diferenciar el lugar donde se produce y qué lo genera, Cuándo nadamos en la playa o en el lago, sin duda el miedo a que algo nos roce temiendo que sea un gran depredador o peor un fantasma salido de las profundidades que nos quiere arrastrar al limbo del azul, entre tantos estereotipos nacidos de nuestros miedos, ha provocado en ocasiones incluso el ahogamiento ante el pánico (Terror) que siente la víctima (el nadador) convirtiendo ahora a este en otra ánima del lago.


Todo lo que os comento actualmente se emplea como un recurso psicológico para una experiencia aumentada que se trabaja en los videojuegos y en el mundo del entretenimiento audiovisual.


¿Qué clase de películas del género son las más terroríficas?

Evidentemente depende mucho del espectador y en nuestro caso del perfil del lector. Cuando se trata de terror psicológico o basado en hechos reales se perciben niveles más altos de miedo. De ahí que las leyendas o historias contadas como ciertas que sucedieron o que siguen sucediendo en tal o cual lugar, ante ciertas circunstancias, son las que más temor plantean, pues la imaginación juega un gran papel porque la duda a que puedan ser que se reproduzcan ante nuestros ojos cuando estemos solos desequilibra la racionalidad.

El hecho de que se encuentren implícitas las historias en el lugar de manera invisible, también es otro motivo de generar el ambiente que nos llevará al Terror, pues terminará la persona influenciada creyendo que percibe su presencia. Normalmente es normal entre adultos callar nuestros temores por convertirse en punto central de las burlas del grupo. Ese es otro mecanismo que aumenta el miedo y busca evitar estar solo al no poder desahogar nuestros miedos que terminan en convertirse en traumas.

Pero “todos” los que en una reunión se mofan del miedo de los demás en el fondo, lo que hacen es reprimir el suyo para dar una imagen de sí mismo ficticia que les infunde valor. No existe ningún Juan sin miedo en el mundo y como en el cuento, todos tenemos nuestro talón de Aquiles.

Marketing a partir de psicología del miedo

La reacción del cerebro ante el miedo agudo y sostenido prepara el terreno para vivir con mayor emoción las situaciones de terror. Y los autores y editores deben saber cómo aprovechar esta realidad para fomentar el género.

Sin embargo, no sólo el terror se activa con esta clase de sensaciones generadas artificialmente desde el mundo del cine o la novela. Los documentales sobre asesinatos reales cuentan con efectos similares y las actividades que encienden los mecanismos de supervivencia responden a los mismos patrones. Funcionan de la misma manera que el saltar en paracaídas, el vuelo en caída libre o el 'puénting' que incorporan procesos parecidos de respuesta en el organismo.

La persona que haya hecho su bautismo en paracaidismo saltando en tándem (con un experto al que se va amarrado) sabrá el miedo y los nervios que se sienten según va llegando el momento de la verdad. E al igual que en la sensación que genera el terror del entretenimiento, una vez que se toca el suelo la euforia que se siente hace que se desee volver a saltar.

Alfred Hitchcock, James Wan, Scott Derrickson, entre muchos, han sabido llevarnos al mundo de los sentidos en alertas desde la pantalla, nuestros miedos, al igual que en el campo de la literatura de lo espectral los reyes del terror novelado; Stephen King, Edgar Allan Poe, Gustavo Adolfo Bécquer … Richard Matheson (vistos desde la distancia de sus sociedades y épocas) lo hicieron y hacen hoy. Y aunque se habla mucho de que hay una gran cantera en la actualidad de escritores del género de terror, la realidad es que hasta hoy ninguno brilla con luz propia para asegurar las ventas suficientes para ser interesante ser publicados y vivir de la literatura especializada en el género, comparable a una época tan reciente como la de nuestros autores preferidos nacidos en el siglo pasado.

Sin duda el terror novelado necesita un replanteamiento.





El Profesor.

Laurentino Martín Villa.

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